¿Tiene la astrología una implicación espiritual?, ¿hay algo de místico en este lenguaje?
Mi intención hoy es darle respuesta a estas preguntas porque, después de haber acompañado a cientos de mujeres en la exploración de su carta natal no me cabe ninguna duda: La astrología supone una vía a la espiritualidad.
Formas de utilizar el lenguaje astrológico
Sin embargo, hay muchas maneras de utilizar el lenguaje astrológico: Hay quién se acerca a los símbolos con la intención de predecir acontecimientos futuros, quién busca una explicación a su forma de ser, quiénes tan solo tienen interés en entretenerse consultando horóscopos de revista, quién desea encontrar la mejor fecha para un evento importante, y los que se apoyan en la relación entre arquetipos y mente inconsciente y emplea el simbolismo como estrategia para la creación de conciencia y la consecución de objetivos. Esta última opción es mi enfoque personal y te invito a profundizar en él durante el mini curso de Coaching Astrológico gratuito.
Las opciones son múltiples y reflejan tu manera de ver la vida. ¿Y sabes una cosa? Soy muy fan de la cita de Henry Ford que asegura que «Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto». Estoy convencida de que tu visión de lo que es el destino influye en tu capacidad para crearlo. Cuando lo dejas en manos de los dioses y los planetas, realmente se genera una dependencia de lo externo. Cuando te adueñas del proceso, simplemente, tu poder para diseñar el mañana que quieres se incrementa. ¿Qué eliges tú? Yo lo tengo más que claro…
El orden supremo detrás de la sincronicidad
Sin embargo, de todos los usos que podemos dar a la Astrología hay uno que me conmueve especialmente. Se trata del poder que tiene para explicar las cosas que escapan a nuestro control.
Y es que la correlación entre sucesos en el mundo físico y movimientos planetarios no es otra cosa que una sincronicidad. No se basa en una relación causa – efecto, sino en el principio hermético de correspondencia: «Como es arriba, es abajo». Es una conexión completamente acasual.
La astrología bate claramente a la estadística en la claridad con la que los símbolos reflejan lo concreto. Si hay alguna dificultad para medirlo se debe simplemente a que cada símbolo tiene una interpretación múltiple: Venus representa el amor, y la belleza, y el arte, y un suceso agradable, y un matrimonio, y un enamoramiento, y el dinero, y una mujer joven… etc. Y así con cada elemento. Su complejidad dificulta la medida, pero no niega una realidad sincrónica.
Por eso, decenas de veces, en procesos de acompañamiento, he visto como a la otra persona se le ponía la carne de gallina al revisar acontecimientos pasados y comprobar como el símbolo reflejaba con claridad pasmosa un evento difícil y traumático de su pasado: La pérdida de un ser querido, un abandono doloroso, un despido, una migración… De alguna manera, el sentir que un orden supremo se esconde detrás de la existencia aporta consuelo y comprensión. No estamos solos y la vida no es caótica. Sin duda, hay algo detrás.
Una cosa sé seguro: Si no soy atea, es porque hablo el lenguaje de las estrellas y he comprobado cientos de veces la intervención de la inteligencia divina en lo mundano.
Pero Julia, ¿no es incompatible esta idea con la de creación del destino? Para mí no lo es. Creo que en la vida hay tramos del camino (muy poquitos) que no podemos cambiar porque de alguna manera, nuestra alma ha de pasar por ellos para completar su aprendizaje o ayudar a otros a crecer. Pero el destino final, el lugar al que llegamos… es algo que determinan nuestros pasos, las decisiones que tomamos en la vida. Que exista más grande que nosotros no nos exime de responsabilidad.
Porque resulta que ser espiritual no es incompatible con tomar las riendas de tu existencia.
¿Cómo lo ves tú?, ¿alguna vez las sincronicidades de tu carta te han dejado con la boca abierta?
